Credit: IM_photo / ShutterstockMéxico mantiene atractivo inmobiliario, pero exige estrategias sofisticadas
Pese a la incertidumbre global, el capital sigue activo, con foco en disciplina, estructura y selectividad
15 de diciembre de 2025Mercado Inmobiliario
Escrito por:Paulo Alfaro
Resumen Ejecutivo
El mercado inmobiliario mexicano reúne dos características clave en su dinámica actual: competitividad y exigencia. Durante GRI Funding Opportunities Mexico 2025, realizado en la Ciudad de México, ejecutivos coincidieron -a lo largo de dos sesiones a puerta cerrada- en que el país sigue siendo un destino atractivo, siempre que las estructuras de inversión estén respaldadas por estrategias sólidas, rigurosas y alineadas con una visión de largo plazo.
Puntos Clave
- México sigue siendo un destino atractivo para la inversión inmobiliaria, con liderazgo en los segmentos industrial-logístico, y con adaptaciones relevantes en el retail.
- Las estructuras de inversión se vuelven más sofisticadas, con foco en largo plazo, CKDs, family offices y esquemas híbridos.
- Infraestructura, energía y regulación son desafíos; cooperación público-privada es clave.
México continúa en una posición estratégica para atraer mayores inversiones inmobiliarias, pese a las incertidumbres globales. En 2024, el apetito siguió en aumento, reflejando la solidez del mercado local.
Entre las regiones más atractivas se encuentra el área metropolitana de la Ciudad de México, que concentra cerca del 75% de los activos de una FIBRA, especialmente orientados a los segmentos de logística y almacenamiento.
El mercado de retail también se destaca, con un incremento significativo en el flujo de consumidores en los centros comerciales en comparación con 2019, como reflejo de la recuperación post pandemia.
La atracción de distintas modalidades de inversión es evidente: un fondo internacional proyecta invertir hasta US$ 6.000 millones en el país en los próximos cinco años. La búsqueda de rentabilidad y la creciente adaptación del mercado mexicano a las exigencias globales de consumo son indicativos de la resiliencia local, como lo demuestra la expansión de Walmart en el país.
Por otro lado, resulta fundamental avanzar en una mayor flexibilización regulatoria y en la creación de incentivos para atraer capital extranjero. La colaboración entre el sector privado y el gobierno también es clave, ya que este modelo viabiliza proyectos de gran escala y contribuye a posicionar al país como un destino con infraestructura atractiva para nuevos players.
Ejecutivos reconocen que el gobierno mexicano ha mostrado una mayor apertura al diálogo y a la cooperación con el sector privado, incluyendo temas estratégicos como infraestructura y energía.
No obstante, aún es necesario resolver cuellos de botella, como el suministro de energía para nuevos proyectos industriales, una problemática especialmente visible en la región norte. Superar estos desafíos es clave para acelerar un sector que ya se beneficia de una ubicación estratégica, cercana a los mercados de Estados Unidos.
En cuanto a las estructuras de inversión, se observa la expansión de los CKDs (Certificados de Capital de Desarrollo), que han demostrado ser una herramienta eficaz para financiar proyectos de largo plazo, incluidos desarrollos en sectores como logística, residencial y comercial; asimismo, destaca el creciente protagonismo de los family offices.
El uso de estructuras híbridas que combinan exposición en pesos y dólares surge como respuesta a las necesidades de capital de algunos actores y permite esquemas de entrada más sofisticados.
La lógica de largo plazo guía gran parte de las decisiones. Grupos con operaciones diversificadas han reforzado su capacidad para absorber distintos ciclos económicos, estructurándose para rendir incluso con tasas cercanas al 4% o 5% en dólares, reduciendo la dependencia de variaciones marginales de la política monetaria.
Si anteriormente el foco de inversión se concentraba en unas pocas ciudades, hoy más de una decena de mercados entra en el análisis, cada uno con vocaciones específicas. Ciudad de México se consolida como un mercado con altas barreras de entrada y menor riesgo, mientras que los mercados secundarios ofrecen retornos potencialmente más elevados, aunque con mayor complejidad en la salida de las inversiones.
Entre los criterios decisivos para nuevos proyectos existe consenso sobre la importancia de controlar factores estructurales como la disponibilidad de energía, el acceso al agua, la tenencia de la tierra, la infraestructura logística y la conectividad.
El sector industrial registra inversiones recientes de gran escala, que involucran millones de metros cuadrados de terrenos y áreas construidas, impulsadas por la demanda de empresas asiáticas y norteamericanas. La logística, por su parte, surge como una extensión natural de este movimiento, presionada por el crecimiento del comercio electrónico.
El retail, en cambio, es abordado de manera más selectiva. Formatos como los power centers son percibidos como más resilientes, beneficiados por el consumo interno y la diversificación económica regional; otros modelos más complejos requieren análisis rigurosos de localización, perfil de ingresos y composición del mix comercial.
El mercado de oficinas, aunque presionado, sigue generando oportunidades puntuales y puede incorporarse en estrategias de reconversión de activos.
La creciente ola de capital extranjero ha comprimido los retornos en las estrategias más competitivas. En este contexto, algunos inversionistas señalan la decisión de operar a menor escala o de buscar nichos menos disputados, preservando la diferenciación y la generación de valor.
La tecnología se posiciona como un vector transversal, influyendo en la gestión y comercialización de activos mediante herramientas digitales, inteligencia artificial y automatización, que avanzan con rapidez, aunque la limitada transparencia de los datos sigue siendo un obstáculo.
Entre las regiones más atractivas se encuentra el área metropolitana de la Ciudad de México, que concentra cerca del 75% de los activos de una FIBRA, especialmente orientados a los segmentos de logística y almacenamiento.
El mercado de retail también se destaca, con un incremento significativo en el flujo de consumidores en los centros comerciales en comparación con 2019, como reflejo de la recuperación post pandemia.
La atracción de distintas modalidades de inversión es evidente: un fondo internacional proyecta invertir hasta US$ 6.000 millones en el país en los próximos cinco años. La búsqueda de rentabilidad y la creciente adaptación del mercado mexicano a las exigencias globales de consumo son indicativos de la resiliencia local, como lo demuestra la expansión de Walmart en el país.
Por otro lado, resulta fundamental avanzar en una mayor flexibilización regulatoria y en la creación de incentivos para atraer capital extranjero. La colaboración entre el sector privado y el gobierno también es clave, ya que este modelo viabiliza proyectos de gran escala y contribuye a posicionar al país como un destino con infraestructura atractiva para nuevos players.
Ejecutivos reconocen que el gobierno mexicano ha mostrado una mayor apertura al diálogo y a la cooperación con el sector privado, incluyendo temas estratégicos como infraestructura y energía.
No obstante, aún es necesario resolver cuellos de botella, como el suministro de energía para nuevos proyectos industriales, una problemática especialmente visible en la región norte. Superar estos desafíos es clave para acelerar un sector que ya se beneficia de una ubicación estratégica, cercana a los mercados de Estados Unidos.
En cuanto a las estructuras de inversión, se observa la expansión de los CKDs (Certificados de Capital de Desarrollo), que han demostrado ser una herramienta eficaz para financiar proyectos de largo plazo, incluidos desarrollos en sectores como logística, residencial y comercial; asimismo, destaca el creciente protagonismo de los family offices.
Ejecutivos debaten en formato de mesa redonda las estructuras de inversión en México
Mapa de oportunidades y criterios de inversión
Aunque el mercado mexicano ofrece oportunidades, la creación de valor depende, entre otros factores, de una estructura de inversión sólida y bien definida, que en los últimos años se ha ido alejando de modelos estandarizados.El uso de estructuras híbridas que combinan exposición en pesos y dólares surge como respuesta a las necesidades de capital de algunos actores y permite esquemas de entrada más sofisticados.
La lógica de largo plazo guía gran parte de las decisiones. Grupos con operaciones diversificadas han reforzado su capacidad para absorber distintos ciclos económicos, estructurándose para rendir incluso con tasas cercanas al 4% o 5% en dólares, reduciendo la dependencia de variaciones marginales de la política monetaria.
Si anteriormente el foco de inversión se concentraba en unas pocas ciudades, hoy más de una decena de mercados entra en el análisis, cada uno con vocaciones específicas. Ciudad de México se consolida como un mercado con altas barreras de entrada y menor riesgo, mientras que los mercados secundarios ofrecen retornos potencialmente más elevados, aunque con mayor complejidad en la salida de las inversiones.
Entre los criterios decisivos para nuevos proyectos existe consenso sobre la importancia de controlar factores estructurales como la disponibilidad de energía, el acceso al agua, la tenencia de la tierra, la infraestructura logística y la conectividad.
El sector industrial registra inversiones recientes de gran escala, que involucran millones de metros cuadrados de terrenos y áreas construidas, impulsadas por la demanda de empresas asiáticas y norteamericanas. La logística, por su parte, surge como una extensión natural de este movimiento, presionada por el crecimiento del comercio electrónico.
El retail, en cambio, es abordado de manera más selectiva. Formatos como los power centers son percibidos como más resilientes, beneficiados por el consumo interno y la diversificación económica regional; otros modelos más complejos requieren análisis rigurosos de localización, perfil de ingresos y composición del mix comercial.
El mercado de oficinas, aunque presionado, sigue generando oportunidades puntuales y puede incorporarse en estrategias de reconversión de activos.
La creciente ola de capital extranjero ha comprimido los retornos en las estrategias más competitivas. En este contexto, algunos inversionistas señalan la decisión de operar a menor escala o de buscar nichos menos disputados, preservando la diferenciación y la generación de valor.
La tecnología se posiciona como un vector transversal, influyendo en la gestión y comercialización de activos mediante herramientas digitales, inteligencia artificial y automatización, que avanzan con rapidez, aunque la limitada transparencia de los datos sigue siendo un obstáculo.
Participantes reconocen la competitividad de México y su resiliencia en el mercado inmobiliario